Pese a mis cuentos de curación “Fulna” (la dama de Dragon rompe el cascaron y hace chaos en la vida de un Editor jefe) y “Renate o el viaje al Centro del Ser” tenía que reconocer que ya no logré a superar los grandes desafíos quotidianos. Continué a sufrir de que mi familia de hecho banalizaba el abuso sexual. Me hizo dano que mis colegas me rechazaban sutilmente. Ensenando y disciplinando mis alumnos me costó demasiada energía. Por eso busqué refugio otra vez en la clinica. Aquí la terapia en grupo resultó en confrontaciones imprevistas. Esas confrontaciones me daban conocimientos de como tratar agresiones en grupos en mi vida cotidiana.