Entrenamiento de mascotas?

Cuando fue con mi perro Kalle al entrenamiento de mascotas senti como si nosotros los humanos teníamos aprender más sobre el leguaje de perros y su educación consistente que los proprios animales. Cuando un dueño de perro gritó a su perrito de senatarse me preguntaba de como tratamos nuestros animales refleja como nos tratamos a nostotros. ¿Cómo reaccionamos si nos ocurre un error? ¿Podemos perdonnarnos a nosotros o nos pegamos con el látigo de nuestro crítico interior? Creo que la mayoría de nosotros no nos tratamos muy bien. Un día mi terapeuta me dijo: “Si tu te tratas como tu mejor amiga no vas a seguir de luchar una guerra interna con tigo. Así nunca te sentiras completamente abandonada porque tu mejor amiga eres tu misma.”

Regresando  a la escena con el duño de perrito: Lo que pasó es que el entrenador de perros se di cuenta que aquel hombre estaba gritando a su perrito y le preguntó: “¿Tu quieres enseñar a tu perrito de obedecer o de desobedecer?”

-“Quiero que el me obedece porque ya sabe lo que significa “ꜟSientate!””, contestó el hombre.

-“Si pero eso es solo un cachorro y un cachorro no puede concentrarse más que 3 segundos. Si tu le gritas ahora él no sabe que hacer. Y también si repites “Sientate” el no puede quedarse sentado por un largo tiempo.”

Yo le miraba a ese hombre, su cachorro y su hija de 8 años al lado. No dijo nada más pero se podía ver que todavía estaba lleno de rabio. Su hija me daba la impresión de una “adulta en miniatura”. Me preguntaba si eso era por su ropa o sus zapatos pero no lo era: Era solamente porque su cara era “vacía”. En este momente me di cuenta que ella tendría que haber “sufrido” de la mismá presión de redimiento que el perrito. Sentí lastima para ambos. Me preguntaba si el padre había educado con esa presión de redimiento recibiendo cariño solamente en cambio de rendimiento. Estabamos todos aqui en esa escuela de perros para entrenar nuestros mascotas o era que nosotros éramos los que tenian que aprender ya más que los proprios perros?

Esos eran mis pensamientos en aquella situación. Un día más tarde, cuando fue a pasear me con mi perrito había un perro pastor alemán blanco que corría hacía mi. Detrás del perrito corría un padre de familia con su hija de 10 años y su esposa. El perro se escondía detrás de mi, el padre me tenía en el brazo cuando intento de atrapar su perro con la otra mano. Le dijo de sentarse pero el perro no le hizo cazo. Entonces el padre le pegó. La hija me dijó: “Tenemos problemas con nuestro perro. No hemos ido al entrenamiento de mascotas cuando era pequeño. Ahora tiene 2 años y no nos hace caso. Podemos solamente ir con él donde no haya tanta gente. No sabemos que hacer.”

Miraba a la chica y me daba pena como ella quería solver las “problemas de la familia”. Recommendó a la familia de ir a la academía de perros donde yo iba y hacer un entrenamiento especial para su perro. Inclinaron la cabeza pero yo sentí que no lo harán. Me sentí triste porque mi terapeute tenía razón: Había muchos cachorros que podían hacer lo que les daba la gana pero cuando crécian lo que había sido “lindo” ya era peligroso. Y Entonces la gente decidía de dejar “el perro rebelde ” en un refugio animal. Mi entrenador de perros me dijo alguna vez que no hay perros “aggressivos”. En la mayoría de casos somos nosotros, los humanos, que hacen los perros aggressivos o rebeldes. Es por eso que yo creo que el entrenamiento de mascotas es necesario para nosotros y nuestra relación con nuestros perros.

Esos eran mis pensamientos, que quería compartir con vostoros, queridos lectores.

Renate Weber

 

Written by Renate Weber