Cuanto más mejor me podía conectar con mis partes interiores lo más facil era para mi de terminar relaciones unilaterales. En cuanto a mi familia logré a quedarme solo tanta tiempo que era bueno para mi. En liberandome de “relaciones enfermas” logré a encontrar más cumplimiento y satisfacción en mi vida. Mis cuentos de curación, mis mascotas, mis amigos y mis estancias en el monasterio budista me ayudaron en el camino.

Y ahora quiero empezar a leer de mi cuento de curación: El último baile. En el cuadro se puede ver el cervatillo Anuschka y su hermano Ambigueton en harmonia.

Después de esa harmonia enganosa el abuso sexual tiene lugar. En esas situacions no solo perdí la confianza en mi familia pero también y sobre todo en mi.

El cervatillo Anuschka simboliza una parte herida dentro de mi. Desde que sufri del abuso sexual esta parte se ha quedado en un Estado de rigidez y de conmoción. En salvando esta parta veinte anos más tarde podía encontrar más calma interior y mis pesadillas me frequentaban menos.

Fulna salva a Anuschka y las trae al desierto de las almas perdidas. Aquí están todas las almas que -por un incidente terrible- fueron separados de sus propios duenos. También el alma de Anuschka está por aquí.

En el Änderland (país del cambio) Anuschka vive muchas aventuras con Fulna y Kai. Cuando finalmente regresa a su país y ve su familia nota que ya no quiere continuar viviendo su papel anterior. Cuando mira en un charco reconoce que ha “perdido” sus lunares de Bambini. Se ha convertida en un corzo adulto. Decide de abandonar a su familia para vivir su propria vida con más libertad.

En esta lectura & exposición quiero dar coraje a las personas afectadas del abuso sexual. Tratando mi pasado de nuevo en muchos anos de térapia me ha ayudado de estar más en calma con mi pasado. Aunque yo sé que hay un dolor que no se va a callar durante toda mi vida. Yo pienso, que al lado de este dolor hay que aprecionar las cosas que he logrado a hacer en mi vida y tambien los encuentros buenos con otros. En mi cuento de curación que forma parte de mi novela autobiografica quieror honrar el tambien. Con mi protagonista, el cervatillo Anuschka, quiero mostrar como ella se libera de los contactos (familiares) pesados.  Esa liberación junto con el distanciamiento me ha hecho posible de vivir una vida más auto-decidida y por eso más satisfecha. Espero que con esa lectura y exposición puedo alcanzar personas que se encuentran en un giro fundamental de su vida y que están abiertos para nuevas soluciones.
Renate Weber

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¿Qué es “el día de la escoba”? Es el día cuando comprendí un poco más de la vida, de los errores y –sobre todo del “juego de la culpabilidad”. Cuando yo tenía 9 años fue abusada sexualmente de un miembro de mi familia. Desde entonces y aunque tendría que haber sido al revés-yo me sentía culpable y tenía verguenza de “ser yo misma”. Mi madre trataba “el asunto” como un tabu. Así que yo creí que todo había sido mi culpa porque yo amaba mi familia y naturalmente mi familia me amaba también. Mucho más tarde como adulta me encontraba frequentemente en situaciones (privadas o del trabajo) cuando la gente me criticaba por haber cometido un error o –si no había cometido un error- me “duchaban” en sus agresiones. Como una parte de mi todavía creía que yo no “podía tener razón” casi nunca me defendí en esas situaciones. Como consquencia yo era la “victíma ideal” para todos que no confrontaron otros con su rabia en las situaciones de donde venia esa rabia pero  usaron el “juego de la culpabilidad” de echarse de su basura interior. Eso era así hasta el “día de la escoba”. Era un día normal, me levanté temprano, iba a caminar con mit perro Kalle y me preparé para el trabajo. Cuando abrí la puerta de mi apartamento para salir encontré allí una escoba, mi cepillo de mano y mi pala lleno de suciedad. Al lado estaba una carta de mi vecina. Me sentí muy estresada: Era un viernes y el comienzo de un largo día de trabajo. Necesitaba todos mis fuerzas para enseñar los alumnos que tambíen estaban exhaustos después de una semana con muchos examenes. Yo comprendí que si yo leira la carta ahora mi mente sería “ocupada” del asunto todo el día. Entonces decidí de dejar todo así y salir del edificio de apartamentos sin haber leido la carta. En el colegio todo se pasaba bien hasta después de la merienda: Estaba en pie delante de mis alumnos cuando sonó mi téléfono móvil. Eso ma daba un susto porque yo temía que algo había pasado a mis padres. Cuando contesté la llamada era el hombre que camino con mi perro de assistencia cuando yo tenía largos días de trabajo. El me dijo que Kalle se había escapado después de una lucha con otro perro y había cruzado la calle principal varias veces. El perrito finalmente tenía miedo y el “hombre de perros” podía atarlo sin problema. Pero el hombre de perros no quería trabajar con mi perro otra vez. Temía que ese se escapara. Yo me sentía sin energía y le dejo al hombre que le llamara después del colegio. Cuando finalmente regresé a casa Kalle me lamio la cara de alegría. En este momento comprendí que no podía “solucionar” el problema con mi vecina ni persuader el hombre de perros porque solo sentí una rabia inmesa. Entonces tomé Kalle y le ataé en gancho de mi bici y nos hemos ido a los lagos. Duraba una hora de llegar allí y por el camino a casa Kalle podía descansar en su seguidor de perro. Llegando a casa mi rabia se había ido. Entonces leí la carta de mi vecina. Decia que tenía disgusto de usar la escalera porque estaba tan sucia de mi perro, poco después que la limpiadora había limpiado todo. Gemiendo yo tomé mi pala y mi escoba y fregé la escalera del sucio que yo, el hombre de perros y los otros 4 perros del edificio habían dejado allí. Supe que yo necisitaba la tarde para relajarme. Por eso escribi al hombre de perros que le llamara al proximo día quando había pensado y dormido la noche. Antes de dormir a lado de mi perro rebelde y exhausto me pregunté porque en vez de hablar conmigo mi vecina había puesto todo enfrente de mi puerto. ¿Porqué había “elgido” a mi y no a los otros duenos de perros en el edificio? De un punto lejano de mi subconcienté yo sabía la respuesta: Esas situaciones se repetían porque yo me sentía culpable ya antes de que una persona me criticaba por algo. Era un lunes cuando finalmente encontré mi vecina delante de la puerta central. La pregunté porque no me había hablado esa mañana. Intenté de explicarle que muchas veces he limpiado la escalera detrás de Kalle, pero que ya había 3 perros más y que el hombre de perros les llevaba a caminar cada día cuando yo estaba en el cole. Ella me interrumpí varias veces repetiendo todo que ya había escrito en su carta. La prometí que iba a hablar con los otros duenos de perros para “compartir” la liempeza de la escalera. Cuando ella finalmente quería salir por el trabajo y la puerta comenzó a cerrarse detrás ella gritó : “ꜟꜟꜟYo quiero me devuelves mi escoba !!!”

En este instanté comprendí que sí teniamos un problema de suciedad pero también tenía un problema ella por no comunicar con los respectivos duenos de perros. Cuando mirabe la escoba que todavía estaba al lado de mi puerta comprendí que había sido ella que la había puesto allí y que no era mi responsabilidad de “devolverla”. Entonces dejó esa “escoba famosa” a lado de mi puerto y el asunto que mi vecina no la collecionaba me sorprendía.

Y aunque su critica también contenia “un grano de verdad” yo entendí que independemente de todas las criticas yo era una buena persona. Ese día, el día de la escoba me juraba que nunca jamás me dejaría usar como “contenedor de basura” para otros. Hablé con mi vecina que tenía tres perros y estabamos de acuerdo de compartir la limpieza de la escalera entre nosotros. También hablé con el hombre de perros. Ese había sido de acuerdo con la idéa de caminar con Kalle, el perro estando atado a un cable de remolque durante el camino. Me prometi de limpiar detrás de él. Cuando veo mi “escoba-vecina” la saludo educadamente porque no era ella “el problema”. El problema era que yo no me había tratado muy bien en mi vida asi que cada critica había añadido a mi misería “casera”. La escoba todavía ya se encuentra al lado de mi puerta como un monumento orgulloso del cambio que se ha transformado en mi. Eso es la historia que quería compartir con vosotros, queridos lectores.


Cuando tenía 16 años iba a visitar mit padre en la isla de El Hierro por navidades. Como El Hierro es la más pequeña de las Islas Canarias tenía que “cambiar” aviones en Tenerife para llegar allí. Yo estaba muy cansada quando subí en la guagua local que me llevaba del aeropuerto sur al aeropuerto norte. Me esperaba que –muy pronto- ese viaje llegaría a su fin para que yo pudiera dormir. De repente el tiempo bueno cambió y comenzó una tormenta con lluvia y mucho viento. Cuando finalmente llegué al aeropuerto norte todavía tendría que esperar 3 horas para que mi vuelo pequeño saldrá en los anuncios. Quería dormir un rato pero los anuncios en castellano, inglés y alemán no me dejaban dormir. Cuando finalmente “mi vuelo” estaba en los anuncios estaba retrasado. Yo estaba de mal humor pero todavía esperaba que muy pronto podía dormir en el apartamento que mi padre había alquilado en El Hierro. Ya dos horas más tarde yo léi en el monitor que mi vuelo estaba “cancelado”. Aunque la tormenta afuera había aumentado y la mayoría de la gente se había ido yo no podía creer que “mi vuelo” no venía para llevarme a ver mi padre. Tenía frío, estaba exhausta y no tenía idea que hacer ahora. Los empleados del aeropuerto empezaron a cerrarlo y yo aprendí que estaba prohibido de quedarse aquí por la noche. En contra de todas las resistencias yo todavía “creí” en alcanzando la Isla de El Hierro en el ferry. Hablé con algunos turistas pero ellos ya venían del puerto y me decían que ningun barco había salido a causa de la tormenta. Compartimos un taxi y dormimos en un hotel cerca. Al próximo día cuando llegabamos al aeropuertos “nuestro vuelo” estaba retrasado otro vez. Como si yo pudiera acelerar “el avión” mis pensamientos estaban “pegados” en la manía de “cogerlo ahora”. Era mi lucha interna porque quería “salir” de esta situación frustrante. Cuando vi el avión aterrizando estaba lleno de alegría. Montabamos en el la avioneta y esa hizo el despegue. Sin embargo el viento fuerto todavía empujo el avión de detrás. La avioneta balanceó I yo estaba horrizada. En aquel momento comprendí que podíames bien murir tratando de “luchar” contra la tormenta. A mi lado estaban sentados algunos muchachos y muchachas del equipo local de fútbol. Vieron que yo tenía miedo y decieron: “ꜟTranquila! ꜟEl avión sale!”

Estaba muy sorpendida de como ellos podían ya disfrutar el dia. Cuándo yo estaba tensa “luchando las circunstancias” ellos las acceparon- siguiendo “el moviemento de la vida”. A pesar de todo el avión “saltó” algunos metros cada vez en cuando. Cuando finalment llegabamos en el aeropuerto de El Hierro yo estaba muy aliviada pero también muy estressada.

¿Por qué estoy contando todo esto? Porque yo tengo la sensación que todavía “gasto” mucha energía y tiempo no acceptando como “anda la vida”. Como con 16 años todavía intento de cambiar todo en luchando contra “el” en mi cabeza. Pero-como aprendí hace algunas semanas – lo unico razonable es de “dejarlo pasar”. No puedo cambiarlo si las cosas no andan “ de mi manera”. No puedo cambiarlo si la gente no ve las cosas de mi manera. Pero hay la posibilidad de “un trozo de libertad”: En decidir para mi que “paso” voy a tomar: El camino luchando contra todos y toda cosa o el camino acceptando que “eso es así”, tomando aliento y ir de paseo con mi perro. Y eso es lo que quería compartir con vosotros, queridos lectores, que a veces podemos elegir entre “estando contenta” o “siguiendo el viejo paso de la rabia”

Saludos

Renate Weber