¿Como estar satisfecho?

Estar satisfecho significa para mi también que estoy agradecida. Estoy agradecida para las pequeñas cosas de la vida. A-después la pandemia sobre todo por la salud. Antes yo pensé que podré estar solamente estar satisfecha quando se hubieran cumplido todos mis proyectos. Pero-como siempre hay algo que no anda bien o dura más tiempo-fue que casi nunca estaba satisfecha. Así que yo misma me robé mucha energía y la alegría de la vida. Eso era porque yo no podía disfrutar de mis pequeños éxitos. Siempre quería tener lo todo y perfecto. Así sin hacer pausa yo persegui mi próximo plan. Y nunca tenía el sentimiento de llegar. Porque cada vez cuando yo logré de absolver algo me venían idéas de que hacer después y de como podría perfeccionar las cosas hechas. Hoy en día estoy convencida de que en la vida no hay perfección. Por lo menos no la perfección que yo tenía en mi cabeza y que había “cazada” por casi toda mi vida. Y si yo tenía todo el tiempo del mundo, se que siempre hubiera una cosa que yo podría haber hecho mejor. La ilusión que yo podría alcanzar la perfección me ha hecho insatisfecha. Un hombre sabio ha dicho una vez: “Es más difícil de mejorar una obra que existe que de crear una cosa completamente nueva.” En eso pienso ahora cuando termino un proyecto y me vienen más ideas de mejoramiento. Creo ahora que es muy bravo de declarar una obra como terminada sabiendo que siempre hay algo que se puede hacer diferentemente. Y también esa decisión de terminar una obra me hace contenta. Creo también que todos los retrocesos en mi vida me han hecho más generosa contra mi misma y otras personas.  Así me puedo sentir más satisfecha con mis “pequeños” éxitos que antes. Y eso os deseo también: De estar más contento con los “pequenos” éxitos y con vostotros mismos.

Saludos

Renate Weber

¿Qué significa esperanza para mí? Creo que la “forma” de esperanza es distinta dependiendo de dónde te encuentras en tu propia vida. Ya he experienciado un contragolpe en mi vida. La primera cosa que me venía a la cabeza era que eso no me pasaba a mi. Que era una equivocación. Pero no lo era. Entonces sentía mucha rabia: “¿Porqué yo?” me preguntaba miles de veces. Y ya venía una infinita tristeza. No podía comprender que el mundo podía continuar a moverse. Mi destino no contaba en el gran oceano de la vida. Posiblemente eso es así. Si nosotros miramos las estrellas por la noche podemos devenir sumiso de nuestra pequeña existencia. Eso me pasaba a mí y también era el momente cuando “regresaba” la esperanza. En medias de todas las crueldades que nos puede mostrar la vida tengo ya una profunda confianza que la vida también puede cambiar por lo mejor. Hay dos cosas que sé por absoluto:

  1. La vida siempre continua. 2. No tendriamos que olvidar que pase lo que pase en este momento no seguirá así para siempre. Es decir –aunque no nos gusta-lo unico que es una constante en nuestra vida es el cambio.

Esos son mis pensamientos que quería compartir con vosotros, queridos lectores. Quizá así os puedo dar un poco de esperanza en estos tiempos difíciles y desafiantes.

 

Coraje y Miedo

Todo empezó con mi perro Tom. El tenía miedo de los niños, de sus moviementos impredicibles y sus patines de ruedas. Tom ladraba a todos los niños durante todos nuestros paseos. Ni gritos ni carne lo apartaba de sus ataques. Hasta entonces yo no había entendido que el perro no tenía algo contra los niños en general. Lo único que tenía era miedo. Pasearse con Tom se transformaba en una tarea estressante. Intenté de evadir a los niños pero eso era casi imposible. Un día yo junté todo el coraje en mí y toqué el timbre de nuestros vecinos. Ellos tenían dos niños, Maria con 7 años y Pablo con 5 años. Cuando yo pregunté a mi vecina si uno de sus hijos me podría acompañar en mis paseos con Tom elle dijo que si. Después yo no me sentía comoda con este “experimento”. ¿Y si Tom intentaba de morder el niño?  La solucíon era facíl: Yo entrenaba a Tom de llevar un bozal. Pusé embotido de hígado en el bozal y así Tom la lamió cuidadosamente en vez de deshacerse del bozal. El Domingo una semana más tarde yo pregunté a Maria de accompañarnos durante nuestro paseo. A Maria les gustaban los perros pero también tenía miedo de los perros que corrían sin correa. Tom ladró a Maria. Eso cambió cuando dio el bolso con carne a Maria. Tom la seguía como un burro que corre detrás de una zanahoria. Ella andaba 5 metros adelante de él por precaución. Cada vez cuando elle le ordenó de “sentarse y quedearse” él obedecía y recibió un pedacito de carne. Ibamos al río. De repente 3 perros labrador salieron corriendo de la maleza. Entornaron a Maria porque olieron el bolso con la carne que tenía para Tom. María se puso a llorer mientras que yo intenté de mandarles fuera. Desde entonces Maria no quería regresar por nuestro paseo a casa en miedo de encontrar los tres perros labrador “sueltos” otra vez. Intentamos de andar por un otro camino pero era dificil de no encontrar otros perros sin correra. Era tan impossible de evitarlos como antes había sido impossible de evitar a los niños. Cuando pregunté a Maria dondé quería ir ahore ella mostraba al parque. Aquí todos los perros tenían que estar con correra y así el parque devenía nuestro refugio en las semanas que vinieron. Allá nosotros cogíamos hierbas para mis dos cuyes. Maria se podía relajar y me contaba historias de su colegio, sus amigos y su familia. Yo admiraba su coraje de continuar nuestros paseos aunque ella tenía tanto miedo de Toms moviementos impredicibles o de los perros sin correra. De repente comprendi que nuestros paseos eran un entrenamiento en contra de nuestros miedo. El miedo de Maria de los perros “sueltos”, el miedo de Tom de los moviementos impredicibles de los niños, y mi miedo que Tom les mordía un día en su manía de ladrarlos para que se fueron.

Mi calma nueva también aseguraba a Tom que no todos los niños eran malos. El aullaba cada vez cuando Maria no estaba en casa cuando nos pasabamos. Yo podía quitarle el bozal. Pero si le dejó correr libre, Maria empezó a llorar cuando el la entornaba para jugar con ella. Entonces dejó a Kalle con su correra y eso dio un sentimiento de seguridad a Maria. Hasta que un día su hermano pequeño, Pablo, quería ver mis cuyes y mi perro en mi casa. Después de nuestro paseo ibamos a llevarle a mi casa. Maria, que ya estaba acostumbrada a los cuyes le mostraba como llevarles, acaraciarles y darles diente de léon. Yo tenía Tom con su correra para que no saltaba a los niños. Le dio pedacitos de carne cuando se quedaba a mi lado y no intentaba de tocar los cuyes ni los niños. Entonces, cuando pusimos los cuyes otra vez en su jaula Pablo se sentaba en frente de Tom. Era obvio que él no tenía miedo del animal. El niño era curioso y yo le dio un poco de carne para que la diera al perro. Pablo abrio su mano y dio la carne a Tom: “Es facilisímo, como dando una manzana a un caballo”, dijo el chico con mucha ilusión. –“Venga, Maria, puedes tocarle como el perro Jack Russel de los vecinos….”

Pero Maria se solidificó. No se sentía comoda con esa idea,  gritó a los cuyes y tomó un libro para niños de mi estantería escondiendose en una esquina. Casi lloraba cuando me contaba que ella también quería acariciar a Tom pero no se atrevía. Yo le dijo que eso no era importante. No era importante si su hermano le tocaba antes de ella. Lo que importaba era que ella continuaba con nuestros caminos, que Tom la quería y aullaba quando ella estaba en el cole. Le explicaba que a veces en nuestra vida hay cosas donde necesitamos más tiempo que otros de aprenderlos. Y eso es el mensaje para hoy: Tener y mostrar miedo no es la absencia de coraje sino el contrario: es muy valiente. Cada uno de nosotros tiene miedo de algo. Casi todos intentamos de esconderlo y tenemos verguënza que existe el miedo dentro de nosotros. Pero esta chica, ella tenía la fuerza de “andar el camino del miedo” para estar con mi perro que le gustaba pero también la asustaba. Al final ella pensaba que su hermano pequeño le volaba su esfuerzo en tocando Tom primero. Y , para ser franco, creo que todos somos un poco como ella, comparandonos constantamente con otros cuando no es necesario. Tampoco es posible: Todos somos individuos y todos tenemos nuestros fuerzas y nuestras debilidades. El truco es de continuar nuestro camino aceptando nuestras debilidades y también observando nuestras fuerzas. Eso es una historia real de la vida que quería compartir con vosotros. Saludos y felices Fiestas y un prospero (y un menos desafiante) ano 2021!

Renate Weber

¿Cómo puedo estar más en paz conmigo? Creo que estar en paz con si mismo tiene mucho que ver con perdonar a mi mismo y a otros. Es importante de no confudir “perdonar” con “olvidar”. No es facil para mi de admitirlo pero ya no puedo perdonar mi familia. Intenté de perdonar mi hermano pero lo hizo solo con la mente y no con mi corazón. Muy pronto después del día en que le había dicho que le perdonaré regresaron mis sentimientos de vulnerabilidad y de amargura. Hoy en día sé que entonces yo no estaba lista para perdonar mi hermano y mi familia. Solo quería acabar con los sentimientos de violación y vulnerabilidad. Efectivamente eso no es como funciona el “perdonar”. Quizás si entendemos la vida como una botella de experiencias – la mitad de esa botella debería estar lleno de experiencias buenas o al menos neutras. Teniendo esa botella con más experiencias negativas que positivas eso me daba envidia de las vidas de los demás. También me hizo menos generosa de perdonar a los que me habian herido en el pasado. Lo siento que ese comportamiento evita que puedo estar más en paz conmigo y otros. Sé que no puedo cambiar este comportamiento al instante. Sin embargo ya hay otro camino de encontrar más paz interior: Es de perdonar a mi misma por todas las cosas que no he hecho de otra manera en el pasado. Un sabio ya decía que no tenemos que llamar “errores” las cosas que no hemos logrado a hacer muy bien. Son simplemente experiences en nuestro camino sobre esa tierra. Aunque nos educan en evitar todos los errores no es posible aprender sin ellos. Si yo miro a mi “interior” entiendo que hay muchas cosas que no he logado a hacer muy bien y me siento culpable de ellos. Pero yo creo que todo el mundo quiere hacerlo “bien” en su vida. No hay ninguna persona que intenta de fracasar en su vida. Y eso es el lugar donde perdonar a si mismo es posible: Si nosotros podemos creer que lo hemos hecho lo mejor que podemos en este instante pasado, eso nos liberaria mucho. Eso no es una excusa para comportarse mal, pero posiblemente el pensamiento que no podíamos haberlo hecho mejor en este momento nos da fuerza para mejorar nuestro comportamiento donde es necesario. Finalmente eso nos da más paz interior en nuestras vidas.

Renate Weber

Me imaginaba Como era de actualmente “ser” la persona que soy sin las ombras del pasado. Comprendi que los sentimientos de verguenza y de culpabilidad que me habían accompanado casi toda mi vida no eran mías. Habian Sido transferridos a mi alma. También la desvaloración. Así creí la mujer de pluma. Eso era como una liberación para mi y el comienzo de ver mi feminidad positivamente.

Y ahora quiero empezar a leer de mi cuento de curación: El último baile. En el cuadro se puede ver el cervatillo Anuschka y su hermano Ambigueton en harmonia.

En el Änderland (país del cambio) Anuschka vive muchas aventuras con Fulna y Kai. Cuando finalmente regresa a su país y ve su familia nota que ya no quiere continuar viviendo su papel anterior. Cuando mira en un charco reconoce que ha “perdido” sus lunares de Bambini. Se ha convertida en un corzo adulto. Decide de abandonar a su familia para vivir su propria vida con más libertad.

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