Cuando tenía 16 años iba a visitar mit padre en la isla de El Hierro por navidades. Como El Hierro es la más pequeña de las Islas Canarias tenía que “cambiar” aviones en Tenerife para llegar allí. Yo estaba muy cansada quando subí en la guagua local que me llevaba del aeropuerto sur al aeropuerto norte. Me esperaba que –muy pronto- ese viaje llegaría a su fin para que yo pudiera dormir. De repente el tiempo bueno cambió y comenzó una tormenta con lluvia y mucho viento. Cuando finalmente llegué al aeropuerto norte todavía tendría que esperar 3 horas para que mi vuelo pequeño saldrá en los anuncios. Quería dormir un rato pero los anuncios en castellano, inglés y alemán no me dejaban dormir. Cuando finalmente “mi vuelo” estaba en los anuncios estaba retrasado. Yo estaba de mal humor pero todavía esperaba que muy pronto podía dormir en el apartamento que mi padre había alquilado en El Hierro. Ya dos horas más tarde yo léi en el monitor que mi vuelo estaba “cancelado”. Aunque la tormenta afuera había aumentado y la mayoría de la gente se había ido yo no podía creer que “mi vuelo” no venía para llevarme a ver mi padre. Tenía frío, estaba exhausta y no tenía idea que hacer ahora. Los empleados del aeropuerto empezaron a cerrarlo y yo aprendí que estaba prohibido de quedarse aquí por la noche. En contra de todas las resistencias yo todavía “creí” en alcanzando la Isla de El Hierro en el ferry. Hablé con algunos turistas pero ellos ya venían del puerto y me decían que ningun barco había salido a causa de la tormenta. Compartimos un taxi y dormimos en un hotel cerca. Al próximo día cuando llegabamos al aeropuertos “nuestro vuelo” estaba retrasado otro vez. Como si yo pudiera acelerar “el avión” mis pensamientos estaban “pegados” en la manía de “cogerlo ahora”. Era mi lucha interna porque quería “salir” de esta situación frustrante. Cuando vi el avión aterrizando estaba lleno de alegría. Montabamos en el la avioneta y esa hizo el despegue. Sin embargo el viento fuerto todavía empujo el avión de detrás. La avioneta balanceó I yo estaba horrizada. En aquel momento comprendí que podíames bien murir tratando de “luchar” contra la tormenta. A mi lado estaban sentados algunos muchachos y muchachas del equipo local de fútbol. Vieron que yo tenía miedo y decieron: “ꜟTranquila! ꜟEl avión sale!”

Estaba muy sorpendida de como ellos podían ya disfrutar el dia. Cuándo yo estaba tensa “luchando las circunstancias” ellos las acceparon- siguiendo “el moviemento de la vida”. A pesar de todo el avión “saltó” algunos metros cada vez en cuando. Cuando finalment llegabamos en el aeropuerto de El Hierro yo estaba muy aliviada pero también muy estressada.

¿Por qué estoy contando todo esto? Porque yo tengo la sensación que todavía “gasto” mucha energía y tiempo no acceptando como “anda la vida”. Como con 16 años todavía intento de cambiar todo en luchando contra “el” en mi cabeza. Pero-como aprendí hace algunas semanas – lo unico razonable es de “dejarlo pasar”. No puedo cambiarlo si las cosas no andan “ de mi manera”. No puedo cambiarlo si la gente no ve las cosas de mi manera. Pero hay la posibilidad de “un trozo de libertad”: En decidir para mi que “paso” voy a tomar: El camino luchando contra todos y toda cosa o el camino acceptando que “eso es así”, tomando aliento y ir de paseo con mi perro. Y eso es lo que quería compartir con vosotros, queridos lectores, que a veces podemos elegir entre “estando contenta” o “siguiendo el viejo paso de la rabia”

Saludos

Renate Weber

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